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Después de Solo una noche, Infiel


Cuando vi  Solo una noche, hace un par de meses, pensé que -ya que estábamos con infidelidades- había llegado el momento de rellenar una de mis lagunas cinematográficas. Guardada en una estantería en forma de DVD llevaba tiempo esperando Infiel, una película de Liv Ullmann, con guión de Ingmar Bergman y que es, al mismo tiempo, la propia historia de Bergman. Hice bien en añadirla a mi lista de "pelis pendientes" porque es una joya y elegí bien el momento porque Infiel empieza donde acaba Solo una noche y es interesante comparar las dos películas. 

Me hace gracia el debate -tan simplista- que Keira Knightley lanzó con la película y que es el que ha reproducido gran parte del público espectador (como señalaba @ya_voy): si la infidelidad mental es más grave que la física, si es peor él o ella. Creo que la película lo que cuenta es una doble infidelidad, al margen de hasta donde llega cada una. Solo una noche se queda en eso, en contarnos la infidelidad de un matrimonio una noche, no se nos cuenta lo que pasará después, las consecuencias y el final es sumamente abierto. ¿Hablarán o mantendrán silencio? si hablan ¿se perdonarán? en cualquiera de los dos casos ¿serán felices? ¿seguirán juntos?  


El caso de Infiel es radicalmente distinto. Infiel no cuenta una infidelidad -que también- sino sus consecuencias.  Al principio, la infidelidad que cuenta Bergman es mucho más liviana que la de Solo una noche porque es menos reflexiva y arranca de una especie de juego de Marianne con el mejor amigo de su marido. Pero, lo que en principio era un juego, acaba convirtiéndose en una especie de tsunami pasional que arrasa con todo (y no entro en detalles para no destrozar la película) y si en Solo una noche se podría llegar a pensar que "aquí no ha pasado nada" en Infiel concluimos, después de esa noche, que aquí ya no se puede arreglar nada. Lo que en Solo una noche es discurso psicológico bastante light (sobre los celos, la inseguridad, la tentación de la lujuria) aquí es drama moral sin concesiones. Además, Liv Ullman introduce un elemento de conflicto y reflexión que no existe en Solo una noche: los hijos. El matrimonio de Infiel tiene una hija pequeña que asiste en silencio al derrumbamiento del, hasta ese momento, feliz matrimonio de sus padres. Ullmann dice que "en ese juego de adultos, la víctima es la niña, que ha sido sentada en medio de un carrusel emocional y no sabe cual es su rol en la historia".

Desde el punto de vista de la calidad cinematográfica no hay color entre las dos películas. Pienso que Infiel es una pequeña obra maestra, interesantísima desde el punto de vista de la realización, con esos juegos de planos-espejo que tanto le gustaban a Bergman, con esos quiebros en la narración que esconden al verdadero personaje de la historia, esos diálogos densos y el maravilloso acompañamiento de la música... Reconozco también que Bergman sobrecarga la tragedia, que los últimos puntos de giro son exagerados... pero no hay que olvidar que estamos ante un cuento moral. Un cuento moral oscuro, pesimista pero sumamente  lúcido, como la mayoría de las cosas que hizo Bergman.
En definitiva, que animo a ver Infiel y a compararla con Solo una noche y así poder hablar y debatir más tiempo (lo de si es peor él o ella no da ni para una copa).
Os dejo el enlace de una entrevista muy interesante a Liv Ullmann con motivo del estreno de Infiel en el Festival de Cannes 

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