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El caso Farewell


En Moscú, en plena guerra fría (1981), un coronel soviético desencantado con el comunismo empezará a filtrar importantes documentos secretos a un joven ingeniero francés que vive en Rusia y trabaja en una multinacional. Christian Carion (Feliz Navidad) se apoya en un interesante caso real para rodar una película de espionaje que sigue al pie de la letra las reglas del género.
Al margen de artificios y concesiones a la galería, Carion se centra en los dilemas morales y políticos de la trama, en la evolución de los personajes y en las consecuencias de sus actos. Esta seriedad, que podría ser uno de los valores de la cinta, se convierte también en el gran handicap. A Carion le sale una película excesivamente fría y algo plana desde el punto de vista de la realización. Hay poca emoción en las idas y venidas de los protagonistas, falta nervio hasta en una persecución final, que –sobre el papel, y no digamos nada en la vida real– debió de resultar traumática.
Los actores están bien. Guillaume Canet sigue demostrando que es un actor a tener en cuenta y es curioso ver a Emir Kusturica delante de la cámara (y no detrás, como nos tiene acostumbrados). Además, quizás para acentuar la calidad del film, hay breves apariciones de Willem Dafoe y Diane Kruger.
Los amantes del cine político e histórico disfrutarán con la historia, el espectador medio se quedará frío y el que vaya buscando un caso Bourne ha acudido a la película equivocada.
(Publicado en Aceprensa)

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