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Siguiendo a Reviriego, y a juzgar por lo que le pasa al portero de Balagueró, se confirma que la soledad es mala consejera. Por eso hubiera estado bien que el malvado César se encontrara como inquilinos a los pacientes y simpáticos Tom y Gerry. ¿Se imaginan la película? Tom y Gerry empiezan a vivir en el edificio en el que trabaja el oscuro César como portero. A César le corroe la envidia por la felicidad del matrimonio y empieza a trazar un plan perverso -aunque menos retorcido porque Ruth Sheen no es Marta Etura- para cargarse al matrimonio. El problema es que pronto empieza a ver que desfilan por el piso de Tom y Gerry todos los desheredados de la sociedad -mucho más infelices que él- y para colmo de males, un día le invitan a merendar, el bueno de Tom le hace una tarta exquisita y Gerry le cuenta lo desgraciada que es su amiga Mery… A César se le fue pasando la envidia y decidió abandonar sus planes de envenenar a los dos ancianitos. Ahora lo único que quiere es ligarse a la desgraciada Mery. Por supuesto, tan sola y desesperada como estaba, no fue difícil. La historia acaba bien: César y Mery fueron felices, comieron perdices e instalaron un portero automático.
PD: Tengo tres razones para buscar este final alternativo a Mientras duermes. La primera poder volver a mirar a Luis Tosar sin salir corriendo. La segunda, tengo un portero estupendo que se llama Suceso. La tercera, también tengo dos jefes que se llaman César. Y ninguno de ellos; ni Tosar, ni Suceso, ni mis jefes han hecho nada malo.
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