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Amanecer: una infumable película y un interrogante sociológico


Para valorar los aspectos cinematográficos de la cuarta y penúltima película de la saga Crepúsculo basta con 140 caracteres. La adaptación de la saga de Stephanie Meyer es tan pobre como su origen literario. No hay nada que merezca destacarse. Los actores son malos. Los efectos, de carton-piedra y las líneas de diálogo dan vergüenza ajena. No sabría decir cuál de las películas es peor, probablemente esta última porque la trama da para muy poco y la acción es mínima.
Los primeros cuarenta minutos giran alrededor de la boda y se resumen en una sucesión de postales erótico-sensuales alternadas con cursis parlamentos (que provocarán más de una carcajada que, obviamente, no se busca). Después del embarazo de Bella hay un poco más de argumento y de tensión dramática (pero es que no es difícil que haya algo donde antes había nada).
En definitiva que la peli, a pesar de los embargos y la premiere en Barcelona no da para más. Dicho esto reconozco que el fenómeno Crepúsculo me hace pensar. La película reproduce a pies juntillas el credo de Stephanie Meyers, escritora mormona practicante. Un credo que llevaría la etiqueta de absolutamente tradicionalista. En la cinta, por ejemplo, no es que se hable del matrimonio hasta la muerte, sino que se dice textualmente que “para siempre solo es el comienzo”, las relaciones sexuales –tan trivializadas- se celebran como un acontecimiento especial que se reserva para una única persona, se exalta el valor de la familia y se está dispuesto a dar la vida –literalmente- por cualquier miembro de esta familia. Aquí se llega al extremo con una Bella decidida a morir para dar a luz a su criatura.
Habrá quien concluya que la aceptación de Crepúsculo es simplemente porque Robert Pattinson vuelve locas a las adolescentes, que los jóvenes defienden el romanticismo exaltado porque es ficticio pero luego no lo quieren para los días laborables, quien diga que todo es una operación de marketing o quien sentencie que los jóvenes son carcas. Cualquiera de las teorías me parece simplista. Veo mejor seguir pensando y abrir un interrogante –sobre todo padres y educadores- no vaya a ser que la necesidad de los grandes ideales, de los héroes, de los compromisos eternos, del esfuerzo ante los retos estén impresos en nuestro ADN y los mayores lo hayamos olvidado. Tanto tiempo vendiéndoles desinhibición sexual físicoyquimicaesca y ahora lo que les tira son los vínculos fuertes y la exclusividad forever.
Ojo,  que con esto no quiero defender una cinta indefendible desde el punto de vista cinematográfico y a la que pongo muchos peros en el mensaje (la imagen de la mujer es solo uno) y en la forma. Simplemente, me da que pensar la multitudinaria y enfervorizada legión de fans, dispuesta a pasar la noche en vela para ver la nueva dosis -gracias a Dios solo queda una- de la saga Crepúsculo. (www.aceprensa.com)

Comentarios

  1. estoy totalmente de acuerdo con esta critica, la verdad es que solo he visto (y creo q con eso me basta) la primera pelicula de la saga crepusculo....y realmente deja mucho que desear...no he visto pelicula mas pastelona en toda mi vida...se podría calificar como "pelicula para adolescentes de entre 15 y 17 años"....pero ni siquiera es recomendable para este tipo de publico(es más, para ningun publico) porque creo q gracias a esta clase de peliculas el pavo entre los adolescentes se esta alargando bastante.... bueno y muchas otras cosas mas q podría decir...pero creo q lo voy a dejar aqi...

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  2. estos días ha estado en madrid, Justin Bieber, un horterilla con pelito perfecto y que apenas es una adolescente. Las fans han hecho colas y horas de espera para verle...Salió en "el hormiguero", mirando a la cámara cuan espejo para colocarse su flequillo y pasando de las fans que gritaban con cada palabra tonta que él decía... Por suerte, no todos los adolescentes tienen fans tan simples y simplificados.

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