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Tenía ganas de rescatar en el blog la crítica de Chico y Rita, flamante ganadora en la última edición de los premios de la Academia de Cine Europeo, que suena estupendamente. Mantengo lo que dije entonces: la peli de Trueba me parece un festín visual un poco escaso de historia. Con todo, una dignísima ganadora y un merecido premio.
La Habana, 1950. Rita, una sensual y explosiva cantante,
conoce a Chico, un brillante pianista. A partir de ese momento, y durante más
de medio siglo, sus vidas permanecerán ligadas por una historia de amor tan
desgarrada y tormentosa como un bolero. Fernando Trueba ha plasmado en la pantalla su pasión por el
jazz de diferentes formas, desde documentales, bandas sonoras y personajes.
Ahora suma a esta pasión su admiración por los diseños de Javier Mariscal:
"Para mí Mariscal es un hijo de Picasso", señala Trueba, “había
soñado cómo sería una película pintada íntegramente por él y aquí está”.
Lo cierto es que se puede calificar esta película de
onírica. La cinta, muy esquemática en la historia y más aún en la construcción
de personajes, es un maravilloso producto visual. Un sugerente cóctel de
música y color que hace que el espectador se olvide del resto. La fuerza del
trazo de Mariscal luce especialmente a la hora de dibujar las ciudades: la
Cuba prerrevolucionaria con colores vivos, la actual con
amarillos y Nueva York con una elegante paleta de azules. La selección
musical es muy inteligente, con temas para amantes del jazz y otros basados
en popularísimas canciones. Con el listón bien alto, el broche final
protagonizado por Estrella Morente es sublime. Lástima que, a pesar de este brillante envoltorio y unas
deliciosas referencias cinematográficas (que para eso es Trueba), la película
no vuele más alto. Con un poco más de trabajo de guión...
Publicado en www.filasiete.com
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