Llanto por el espectador español

Es semana de premios al cine español. El lunes los dio el CEC (Círculo de Escritores de Cine). Reconozco que tengo un cariño especial por estos premios, más modestos que los Goya, menos glamourosos, a veces un poco maltratados pero que más de una vez, cuando no me dedicaba a la información cinematográfica, me han descubierto directores, actores, guionistas o músicos sensacionales. 

Gracias a los CEC -que siempre se adelantan unos días a los Goya- descubrí a Amenábar o a Fernando León. Después, cuando ya me dedicaba al cine y los descubría en sus películas, la Gala del CEC era un buen momento para reconocer películas que quizás no había premiado la taquilla. No habían ganado dinero pero se llevaban una medalla... y normalmente un par de Goyas.

Es la semana del cine español. El domingo, los Goya. Nuestros premios. Y este año, al igual que el otro día en la Gala de los CEC, desfilarán por la alfombra roja -en diferentes categorías- películas magníficas. Pienso sobre todo en No habrá paz para los malvados (gran ganadora de los CEC), Eva, Blackthorn, Midnight in Paris, Chico y Rita, Arrugas o No tengas miedo. Algunas de ellas poco reconocidas por la taquilla. Hoy se daba la triste noticia de que solo un 10% de las películas españolas consiguen cubrir gastos y, cuando uno comprueba los datos, se da cuenta de que, entre las que consiguen ganar dinero, no siempre están las mejores. Y yo me alegro de que Torrente se forre, pero me entristece que solo 55.000 personas hayan visto Blackthorn o que apuestas novedosas duren apenas un par de semanas en la cartelera. 

Ante los datos económicos hay quién se pregunta qué le pasa al cine español. Y al cine español no le pasa nada... malo. Hay talento entre los nuevos directores, hay dominio técnico, hay ganas de innovar, voces nuevas, experimentación de géneros y también profesionalidad, solera y generosidad entre la mayoría de los veteranos. Hay también directores anclados en el tardofranquismo... pero son los menos, una especie a extinguir. 

Al cine español no le pasa nada...al espectador español... muchas cosas. O una, -muy propia del carácter hispano, por cierto- prejuicios, se llama. Y, aviso, tiene difícil cura.