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Y por qué no me ha gustado El exótico hotel Marigold


Porque no, la verdad es que no me ha gustado, o mejor dicho, me ha decepcionado, que es distinto (crítica publicada en filasiete)
Lo pensé cuando la vi y sigo pensando lo mismo: El exótico hotel Marigold más que un sabroso y especiado plato indio parece un souflé, aparente y vistoso al principio, soso y desinflado al final. Recuerdo pocos arranques tan prometedores como el de esta cinta. Un grupo de ancianos -interpretados por el top level del cine británico- deciden, por distintos motivos, viajar a la India para pasar una temporada en un pintoresco hotel, que al final resulta ser un hostal de mala muerte en un país excesivamente ruidoso. Por la cinta desfilan, entre otros, Tom Wilkinson que es un prestigioso juez que se bate en retirada, Judi Dench que acaba de enviudar y quiere probar lo que se siente viviendo sola, y Maggie Smith, una vieja gruñona que acepta a duras penas que le coloquen su nueva cadera en un prestigioso hospital indio. Ante semejante manjar a uno se le hace la boca agua...
Pero pronto reparas en que esto es el souflé recién salido del horno. En cuanto la pandilla llega a la India, la narración empieza a tomar caminos muy trillados. El souflé empieza a desinflarse entre idas y venidas sin rumbo de los personajes y  salen a escena todos los tópicos que una narración multipersonaje pueda encerrar. Y los malos se vuelven buenos y los buenos, levitan; aparecen las segundas oportunidades sentimentales (con un grado de azúcar y falta de realismo que produce sonrojo) y el maduro gay que, por fin, sale del armario para vivir su última historia de amor... o no. La narración chispeante y un tanto ácida del arranque se abandona por un tono sentimental y nostálgico definitivamente soso. Para terminar de rematar la faena el contraste vitalista a tanto declive otoñal es un insoportable e hiperactivo Dev Patel, que me hizo replantearme por qué me gustó Slumdog millionaire.
En definitiva, receta malograda... y mira que eran buenos los ingredientes. ¡Ah, sí, se me olvidaba! Detrás de las cámaras,John Madden (Shakespeare in love).

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