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Sombras tenebrosas: Los genios también patinan

Lo reconozco: soy burtoniana hasta la médula. El cine de Tim Burton me gusta, de primeras, casi siempre. Me encanta la capacidad que tiene el realizador californiano de crear mundos y seres extraños y extraer, de unos y otros, belleza; me hipnotiza su estética -desde los paisajes al vestuario- y nunca deja de sorprenderme su arrebatado romanticismo y su defensa a ultranza de la exclusividad del amor. Con todo, mi adhesión al cine de Burton va del éxtasis -Big fish- o la emoción -La novia cadáver- a la más matizada valoración (aunque siempre positiva) de Sweeney Todd.
Sirva esta introducción para explicar que, cuando me siento a ver una película de Tim Burton, voy decidida a que éste me convenza... por eso, encontrarme con el resultado de Sombras tenebrosas, ha sido duro.
Burton adapta una popular -en Estados Unidos- serie setentera que cuenta la venganza de un vampiro, Barnabas Collins, que, encerrado por una bruja despechada en un ataúd, consigue volver a la mansión familiar dos siglos después.
La película arranca con un enérgico y extenso prólogo que narra el pasado de Collins con su habitual y gótico despliegue visual. De ahí salta al presente de la acción envolviendo el salto con un arriesgado y popularísimo tema musical de los 70 para presentarnos -de forma hilarante- la llegada del vampiro a su pueblo y el reencuentro con su familia. Todo parece discurrir bien, al menos para cualquier seguidor medio de Burton, pero pronto también se empieza a notar que la película tiene serios problemas de ritmo, que la acción apenas avanza y, lo peor, que no avanza porque apenas hay historia.
Burton -y creo que eso no le ha pasado en ninguna otra película- rellena un tercio de su film con idas y venidas sin sentido, con subtramas tan vacías como la descascarillada bruja. Y sin historia, los actores se defienden mal (bien, bien, no está ninguno). Y sin historia el espectador -hasta el más burtoniano- se aburre y mira el reloj.
Pero lo peor no es esto... algo que no le perdono a Tim Burton es que haya dejado a su protagonista compaginar su exaltada -como siempre- y trágica -como casi siempre- historia de amor con una zafia y grotesca aventura. Como si en vez de una película de Tim Burton estuviéramos viendo eso, una mala serie americana de enredos. Esto no es el cine de Burton... aunque se le parezca. Y no por lo zafio y grotesco, que Burton tiene ese punto, sino porque en su cine las historias de amor se cuentan de otra forma.
Y a pesar de todo, iré encantada a su próxima película. Un patinazo lo tiene cualquiera. Genios incluidos.


(Publicado en www.filasiete.com)

Comentarios

  1. Qué tontería eso de "hasta el más burtoniano se aburre". La vi ayer y disfruté como un enano. Y qué patinazo ni qué pamplinas. Explica una buena historia y el modo que tiene de presentarla nuestro Tim la hace inolvidable. Es divertida, entretenida, con grandes personajes.

    En serio, no entiendo los que hablan de patinazo. Mars Attacks y El planeta de los simios, eso son patinazos. (Aunque ambas me gustaron.)

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