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Silencio de hielo, a la sombra de Larsson


Entre tanto Bourne y Poseidon pasará desapercibida pero, sin ser una maravilla, es una película más que decente
Al amparo del boom de la literatura negra nórdica llega esta película alemana, que podría ser sueca. La acción arranca en 1986 cuando una pareja de jóvenes violan y matan a una adolescente. Nunca se detendrá a los culpables. 23 años después, en el mismo lugar y de la misma forma, vuelve a desaparecer otra chica.
  Hay que reconocer que la primera media hora de Silencio de hielo es ejemplar: en esos pocos minutos se coloca en el tablero el caso y a los principales personajes. Y se coloca con instrumentos de buen cine, con empeño por despegarse de los recursos de las tv movies (cada vez más frecuentes en las películas de corte policiaco).
 Se cuida la fotografía, la dosificación de la información, el montaje de tramas paralelas y el dibujo de los personajes… Y, entonces, cuando el espectador –en este caso el crítico- se arrellana en la butaca prometiéndoselas felices y dispuesto a convertirse en detective, la cinta enseña una carta que lo cambia todo. El caso se deja de lado y la historia se convierte en una película de corte psicológico y denuncia social con la pederastia como fondo. ¿Larsson? Quizás. Como opción, es tan legítima como cualquier otra, el problema es que, a partir de ese momento, el guión, que funcionaba como un reloj suizo, se transforma en un cuadro impresionista construido a partir de retazos, flashbacks, secuencias –de nuevo- ejemplares y otras de absoluto relleno. Falta trabajo de escritura para ligar dos cintas distintas.
  El modo y la prisa como se resuelve el caso –porque hay que resolverlo- es una prueba del delito, que no es otro que la incapacidad para llevar a mejor puerto una historia que arrancaba de forma tan soberbia. El delito, en el fondo, de dejar en notable una película que tenía elementos –desde el modo de tratar visualmente una trama tan sórdida hasta la excentricidad de algunos personajes- para ser sobresaliente.

(Crítica publicada en filasiete)

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