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La trastienda de Donosti, III. En la casa y Salvajes y El artista y la modelo

Día 3, domingo 23 de septiembre

Hoy es domingo y una de las ventajas del domingo es que no hay OTA (que es el parquímetro de Gallardón pero en Donosti). Lo de aparcar en San Sebastián da para una crónica aparte, pero mejor no aburriros. Como es domingo, además de ir a Misa (que aquí es muy fácil porque hay más horarios de misa que pases) me hago el firme propósito de no comer encima de un ordenador una bolsa de kikos sino como Dios manda: por lo menos, unos pinchos... aunque sean rápidos.

Poderío de Golem en San Sebastián, la mitad de las
películas del Festival son suyas
La primera película de hoy es En la casa. El francés Francois Ozon, que no es el director más entretenido de la historia del cine, rueda aquí un interesante juego de espejos entre un profesor de literatura frustrado y un alumno prodigio. La historia va como una bala -ojo, una bala francesa, pero bala- y aborda temas muy interesantes (desde el modo de crear hasta el peligro de no someter la creación a una mínima ética). Muchos han colocado ya la película como favorita para la Concha... me parece excesivo porque mi gran favorita es Blancanieves pero la verdad es que estamos ante una gran película.

Después le tocó el turno a Salvajes, la última película de Oliver Stone que cuenta, eso, la vida de varias pandas de salvajes: los unos, un violento cartel de droga liderados por una malévola Salma Hayek que cortan cabezas como quien desayuna cereales y, los otros, una pareja muy cool de cultivadores de hierba  que comparten casoplón y chica en Florida. La cinta copia sin rubor a Tarantino con sus estilizaciones de la violencia -ahora fotografío en amarillo, ahora me paso al blanco y negro y ahora me dedico al videoclip- y añade su tono mitin-stonesco que, en este caso significa legalización de la droga, el todo-vale-sexual (lo del trio, oiga, es una cosa de lo más normal) y la sublimación de la vidorra padre como culmen moral del héroe. Vamos, a un paso de la épica.  

Stone recogía por la tarde el premio Donostia y durante todo el día concedió entrevistas. Unas entrevistas -esto es la trastienda- que están a años luz de lo que yo considero entrevista. El director iba recibiendo medios de 10 en 10, cada uno hacía su pregunta y cada uno se iba a su radio o su periódico con las mismas frases y con el mismo titular, que iba sobre Aznar y La Haya. Para quitarle todavía más emoción, en la rueda de prensa -como ya todos habían colgado material en internet- le preguntaron por el tema. Total, que si quieres ser original te lo tienes que currar mucho.

El equipo de El artista y la modelo, con Chus Lampreave como musa principal
El día terminó con El artista y la modelo, de Fernando Trueba. Afortunadamente yo la había visto en Madrid hacía tiempo, antes de verano, entre otras cosas porque en Telva habíamos publicado una entrevista con Aida Folch y digo que afortunadamente porque una película como esta, contemplativa, de preciosa fotografía y largos silencios, no se puede ver en la última fila del Principal, lleno hasta la bandera y con una cornisa tapándote un tercio de la pantalla (que así es como se ven muchas veces las pelis en el Principal). De hecho, más de uno ha optado por el cine-zen y se tira directamente en la moqueta. Por lo menos puedes estirar las piernas y nada te tapa la pantalla. 

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