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Reality, mafia de telebasura!


Mateo Garrone (director de la cruda Gomorra) afirma que con Reality quería cambiar de registro –y lo hace- y escribir algo más ligero, y esto no lo consigue del todo porque, como ha señalado algún crítico, Reality da más miedo que Gomorra.
Y eso, a pesar de su aparentemente liviano argumento. Luciano es un buen hombre que vive en Nápoles con su mujer, sus tres hijos y un montón de folclóricos primos y tíos. Tiene una pescadería y gana un dinerillo vendiendo termomix. Además, alegra las fiestas de sus amigos haciendo de modesto showman. La vida de Luciano dará un vuelco el día que se presente al casting de Gran Hermano y se obsesione con la idea de que su existencia cambiará cuando participe en el concurso.
La cinta, como Gomorra antes, convenció en Cannes donde se alzó con el premio del Jurado. Y se entiende el premio. La idea que desarrolla Garrone es tan dolorosa como lúcida y el proceso que relata -la descomposición de una persona buena por un motivo tan absurdo- pone la piel de gallina. Hay momentos –como las escenas en las que Luciano mira embelesado una pantalla que lo único que refleja es la estupidez  del ser humano- que dibujan una brutal radiografía de toda una sociedad. Una sociedad que, por cierto, es la nuestra.

(Publicada en www.filasiete.com y en papel la versión entera)

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