Esta película malagueña se ha llevado el Premio del Público -que no sé si tendrá algo que ver que el público era malagueño también- y algunos pensábamos que podría haberse llevado algo más.
321 días en Michigan es un ejemplo de cine carcelario de calidad. Cuenta la historia de un joven ejecutivo condenado a casi un año de prisión por un delito económico. El tipo -bastante pijo- le dice a sus amigos que se va a Michigan a hacer un máster. Y el máster lo hace pero no en estrategias de mercado sino en algunas cuestiones más básicas pero también más jugosas (antropológicamente hablando). Me interesó mucho
321 días en Michigan por los temas que aborda, porque hay diversidad de personajes y buenas interpretaciones. Aunque sea una película de pocos medios y de un cine muy joven, me parece uno de los mejores títulos que he visto en el Festival. Definitivamente, en este caso, estoy muy de acuerdo con el público.
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