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Abel Ferrara se ha dedicado a acusar al mundo de censurar su película
que, según él, no
ha ido a Cannes por oscuras maniobras políticas que han obligado a la
distribuidora a estrenar directamente la película en plataformas de VOD. En
definitiva, la película más que
por su calidad técnica
tendrá interés por
el modo en que funcione su modo de distribución.
Había cierta expectación por ver que sorprendente contenido guardaba una película tan "perseguida". Los periodistas de Cannes la pudieron ver ayer en un pase, que según la mayoría, resultó penoso (por cantidad de público y contexto). El resto de los periodistas, y de los espectadores, pudimos verla después. Y eso que salimos ganando. Porque lo bueno de un estreno en VOD es que puedes
avanzar el cursor hasta el minuto 30 que es donde realmente empieza la
historia. Lo anterior es una orgía, o varias, en bucle.
En el minuto 30’, aproximadamente, con la denuncia de la camarera
negra asaltada por Strauss-Kahn (yo la agresión también me la salté que ya me la sé y no quiero tener pesadillas) empieza una cinta definitivamente fallida. Entre otras cosas porque empieza…pero
no coge cierto interés hasta que ha pasado una hora y cuarto. Si, todo en
Welcome to New York es lento y
deslavazado sobre todo el ritmo y la no-narración con el que se presenta al
personaje. ¿Y qué pasa
en el minuto 75’? que
aparece Anne
Sinclair, la mujer de Strauss-Khan, una mujer fría y calculadora que ha decidido
que lo único
que puede sacar de su matrimonio con un adicto al sexo es escalar socialmente.
Y esa escala pasa porque su marido sea presidente de Francia cosa que,
evidentemente, ya no va a ser. Es el único meollo de la historia.
Los dos diálogos de Strauss-Kahn con su mujer y un largo monólogo
de Kahn en el que, por fin, verbaliza lo que pudo haber sido –un
gran hombre- con lo que es –un pelele- son lo único salvable de la película.
El resto de la cinta se queda en un producto de poco vuelo que, sin Depardieu, se quedaría en una tv movie. Bien rodada pero tv movie al fin
y al cabo. Una tv movie que no explota los indudables atractivos que, sobre el
papel, tiene esta historia –que podría haber derivado en un buen thriller jurídico o
político-
y que se centra casi exclusivamente en los problemas de Kahn con las mujeres
(negando al espectador cualquier pista sobre el pasado de un hombre que, además de
rodearse de prostitutas, algo más –bueno o malo- debió hacer para llegar donde llegó). Una
tv movie mal escrita de esas que antes se lanzaban directamente en la pantalla
pequeña o en
DVD. Ahora lo hacen online. Quizás por eso simplemente no concursa en Cannes,
simplemente porque es mala...Desde luego por las supuestas aristas políticas
no será…porque
no tiene ni media.
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