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Betibú es el pseudónimo con el que algunos llaman a Nurit Iscart, una famosa escritora de novela negra que, después de un desengaño amoroso y un revés profesional, tiene que volver a trabajar en un periódico para cubrir el brutal asesinato de un acaudalado empresario en su apartado, exclusivo y aparentemente seguro country. Para resolver el crimen, Betibú contará con la ayuda de un veterano periodista de sucesos y un joven recién llegado a la redacción.
El cine argentino confirma lo que demostró con El secreto de sus ojos, que sabe hacer buen policial negro. Y advierte, de paso, que Miguel Cohan es un cineasta a seguir. Hace cuatro años estrenó una cinta muy digna -Sin retorno- que mezclaba la investigación policiaca con una sutil denuncia social y una certera crítica al poder de los medios de comunicación. En Betibú, una película construida con similares mimbres -asesinatos, gente rica y periodistas- Cohan da un paso adelante.
El origen de la cinta es la novela homónima de Claudia Piñeiro, una escritora que ya ha visto en la pantalla grande una de sus obras, Las viudas de los jueves. Sin llegar al nivel de El secreto de sus ojos, entre otras cosas porque su diluido final (que no sé si es achacable a la novela) no tiene nada que ver con la traca con la que termina la cinta de Campanella, Betibú tiene más de un elemento destacable.
En el completo reparto solo desentona Coronado, que recuerda demasiado a sus tiempos de Periodistas (quizás por el personaje que interpreta). Daniel Fanego vuela a la altura de Darín. Junto a esto, es muy interesante cómo se ensambla, en mitad de investigaciones y asesinatos, una sugestiva subtrama que habla sobre la reconversión de los medios de comunicación, especialmente la prensa. Sin maniqueísmos, y sin estorbar la trama principal, Cohan hace un elogio -algo meláncolico- de los viejos profesionales del periodismo (con sus fuentes, sus años de rodaje, sus libretas y archivos de papel y, sobre todo, su ética) y se ríe un poco de los nuevos reporteros que han olvidado -o mejor, nunca aprendieron- que hay cosas que Google no sabe.
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