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En largo: Chicas nuevas 24 horas


Llevaba tiempo siguiendo la pista a este documental de Mabel Lozano que aborda una de las que considero mayores lacras de nuestra -aparentemente civilizada- sociedad. Pude ver Chicas nuevas 24 horas en el marco del pasado Festival de Málaga y aprovecho para escribir hoy que Charo Izquierdo presenta Puta no soy, una novela escrita basándose en una de las historias que retrata Mabel Lozano. Veo la novela y el documental como parte de un proyecto y uno de esos proyectos que merece la pena apoyar porque visibilizan una triste y dolorosa realidad que sigue existiendo, en parte, precisamente, porque pretende y consigue ser invisible.

Chicas nuevas 24 horas es un reportaje de investigación en toda regla, un documental puro y duro -aunque cuenta con una parte ficcionada- que recorre las vidas de un grupo de mujeres que, por diversas circunstancias, se han visto arrastradas, animadas, empujadas o forzadas a ejercer la prostitución. Son testimonios muy potentes que ponen el dedo en una llaga sangrante e ilustran sobre un negocio que, por mucho que, en aras de una malentendida libertad o progresismo, quiera no criminalizarse, hay que criminalizar...porque es un verdadero crimen. Hace solo unas semanas el propio Papa Francisco no dudó en afirmar que "la trata de personas es un crimen contra la humanidad".

Mabel Lozano demuestra inteligencia, por una parte, rodando los testimonios de manera delicada y contenida, no invasiva, manteniendo un tono emotivo (el tema es muy fuerte) pero sin caer en la sensiblería. Hay respeto a las víctimas, no hay descripciones desgarradas, no hay pornografía del sufrimiento. Y demuestra inteligencia también al abrir el arco de las entrevistas: hay menores pero también mujeres maduras, hay personas engañadas y otras desesperadas que saben en que consiste el trabajo, hay quién se niega y quien consiente pero, en todos lo casos, se hace patente que estamos ante un negocio que se basa en la explotación...y en la peor explotación posible porque hablamos de seres humanos.

En relación a esto, es una pena que no terminen de funcionar, desde el punto de vista de la puesta en escena y la interpretación, los fragmentos ficcionados del documental y es una pena porque, aunque sean el eslabón más débil del documental, contienen una clave interpretativa básica no solo de Chicas nuevas 24 horas, en particular, sino de la prostitución en general. La trata existe porque existe una demanda y en una sociedad consumista como la nuestra lo que se pide y se paga, se da: sin límites ni cortapisas, sin pararse dos minutos a pensar que ni el sexo ni las personas son objetos de consumo. Lo explica aquí mejor que yo Mabel Lozano 

En definitiva, un documental con algunas limitaciones de estilo pero absolutamente necesario en su reflexión y denuncia. 

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