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Tres escritores con una historia cruzada: un anciano que escribió una obra autobiográfica en el París de la posguerra, un joven que saltó a la fama con una sorprendente novela y un maduro literato que da conferencias sobre sus libros. Y entremedias la relación entre vida y ficción. Y tres historias de amor. Y una guerra. Y una muerte. Y una decisión que cambia la existencia. Y libros. Y palabras, muchas palabras. En resumen, un melodrama en toda regla, una de esas películas río que te llevan de una historia a otra.
Es curioso el proceso de gestación de esta película que parte de un bloqueo creativo de dos jóvenes guionistas, de una conversación sobre Hemingway que, al parecer, extravió alguno de sus textos, y de un interrogante: ¿qué pasaría si un escritor perdiera su obra?
Diez años tardaron Brian Klugman y Lee Sternthal en llevar esta historia a la pantalla. Es su primer largometraje y tienen detrás a una parte del equipo de producción de esa pequeña joya que es Margin Call.
Aquí estamos también ante una película independiente, que se cocinó en los laboratorios de Sundance, pero que se viste con ropas de melodrama clásico e incluso cine de época.
¿El resultado? Una cinta de guión tramposo, que revela las carencias de una pareja de directores noveles (entre otras, un escaso sentido del ritmo) y la falta de presupuesto (es difícil rodar una película histórica con estrategia de producción indie), pero con algunos aspectos salvables que la convierten en un producto digno.
Jeremy Irons, un lujo
En primer lugar, hay una historia -o dos, o tres, según se mire- que mantienen el interés (especialmente las dos primeras). Mezclar literatura y cine suele ser apostar sobre seguro, más aún si el cóctel se adereza con un par de historias románticas, un acontecimiento trágico y un dilema ético.
Por otro lado, el reparto es solvente y tener a Jeremy Irons es un lujo que tira de un tramo importante de la cinta.
En tercera instancia, el melodrama es un género actualmente arrinconado a la pequeña pantalla y siempre es una buena noticia que se asome a la grande. No discutiré a quien juzgue The Words con más dureza -tiene donde agarrarse-, pero a veces a una película lo único que se le pide es que te cuente una historia… Y ésta lo hace.
Crítica publicada en Fila Siete
Crítica publicada en Fila Siete
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