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Rumbo al Oscar 2016: La Novia

Tampoco soy la más forofa defensora de La Novia pero me parece una película arriesgada y muy nuestra. En un año como este, está muy bien que Lorca aspire a un Oscar. 
Paula Ortiz había demostrado estilo y buena mano para los actores en su ópera prima, De tu ventana a la mía, una película muy pequeña, irregular –como toda ópera prima- pero que demostraba sensibilidad y manejo del lenguaje cinematográfico. En La novia, Paula Ortiz da un paso importante y eso que, lo confieso antes que nada para no llevar a errores, no me cuento entre los críticos que se han arrodillado ante la película bautizándola como –nada más y nada menos– obra maestra. La novia está muy lejos de serlo (le falta ritmo, narrativa y contención para ello), pero es una película arriesgada y meritoria.
Paula Ortiz toma como base la obra teatral Bodas de sangre de Lorca y, a partir del texto, construye un experimento curioso y bastante radical: una acción deslocalizada en tiempo y espacio, un texto que alterna la prosa de Lorca, con sus poemas y con sus canciones –el uso dramático de La Tarara es uno de los grandes aciertos de la película– y un estilo visual iconoclasta y bellísimo que mezcla las luces y las sombras, la luna, la noche y los espejos, muchos espejos, dando al conjunto una textura de sueño, o mejor, de pesadilla. Una pesadilla donde impera la locura, donde las pasiones tienen más fuerza que la razón y donde termina corriendo la sangre… Es Lorca.
La película funciona como un reloj durante todo el primer tramo: hay vértigo, hay continuas sorpresas para el espectador que va de un personaje a otro, de una pasión a la siguiente –la posesión, la pérdida, la venganza o los celos– sin solución de continuidad, llevado por unas interpretaciones (especialmente de los secundarios) absolutamente ajustadas. Hay mucha y buena narrativa en este tramo, en primer lugar, porque se le deja hablar a Lorca y, en segundo, porque el festival visual que diseña Paula Ortiz, lejos de distraer, subraya las intenciones del poeta.
El gran problema de La novia es que esta película que, efectivamente, tenía hechuras de gran título, se estrella en el último tramo. Se alarga innecesariamente, el ritmo para en seco, empieza a reiterar elementos. En pocos minutos parece que estamos viendo otra película. Ese larguísimo flashback erótico sin interés narrativo, esa interminable preparación de la venganza, esos minutos y minutos robados al buen cine que habíamos visto hasta entonces terminan desinflando una adaptación que podría haber sido grande.
Crítica publicada en Aceprensa.

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